Hacia algún tiempo que no cogía el tren y he podido comprobar que no había cambiado nada, el señor que vende pañuelos, que nadie lo mira a los ojos como si fuera invisible, como si no existiera, o tal vez porque ignorando su presencia se evitan pensar que detrás  de ese vendedor de pañuelos se esconde una historia que a lo mejor no siempre fue así ¿tendrá familia hijos?que mas da. Dos estaciones después sube otro que toca el acordeón con su historia también a cuestas pero este tiene mas suerte y saca algunas monedas como recompensa por haber logrado unos instantes distraer-les de sus (a veces desgraciadas vidas) Y el pobre hombre de los pañuelos se baja del tren  cruza la vía poniendo en peligro su vida confiando en que no vendrá otro en sentido contrario o quizá piense......¿.Que más puede ocurrirme ya?
A todo esto los pasajeros del tren disimulan mirando a otro lado como si aquello no fuera con ellos, pero que equivocados están, claro que va con ellos, con todos nosotros, si no hacemos algo, en el futuro pueden haber muchos vendedores de pañuelos en los trenes. Hagamos algo entre todos para remediarlo.
La ocasión lo merece.
.    

Comentarios

Entradas populares